Biografía no autorizada sobre el clan de los Char en Barranquilla. Su ascenso, relaciones santas y no santas, su administración de la ciudad, sus vínculos con Cambio Radical en Bogotá y el caso de Aída Merlano, por el que uno de los suyos está en la cárcel.
Los Char son una familia que inició en Lorica, Córdoba, después que sus ancestros llegarán desde el Líbano. Fuad Char, el gran jerarca, abandonó Córdoba y llegó a Barranquilla en la que con base a su trabajo fuerte y conexiones turbulentas, logró hacer una pequeña fortuna. La primera conexión fue la de los DAES, dueños de Tecnoglass, que parecen estar fuertemente vinculados con el narcotráfico y el paramilitarismo.
Ingresan a la política de la mano del M-19 y el Cura Hoyos, repleta de secretarías amañadas, contratos extraños y corruptos. Los Char se unen con los Nule durante la Alcaldía de Barranquilla y, en el gobierno de Uribe. La familia factura más de 250 mil millones de pesos en contratos con el Estado.
En la segunda vuelta de Santos se hacen amigos cercanos de German Vargas. Según cuenta la periodista, Vargas Lleras, altanero, grosero, petulante y despectivo, solo le hace caso y fila al jerarca Char. En el Gobierno de Santos tienen el ministerio de Vivienda para Elsa Noguera, que había trabajado para Alex Char en la Alcaldía y Alfonso Pumarejo, después Alcalde de Barranquilla.
La máquina de votos la aceitaron con el equipo Junior, alianzas con los políticos más oscuros de la costa y una gestión, admirable, de la ciudad. La gestión, sin embargo, estuvo repleta de beneficiar a contratistas amigos con ingentes contratos, compra de periodistas y absolutamente todos los Concejales de Barranquilla, incluido uno del Polo Democrático Alternativo.
Se aliaron con los Gnecco y con Oneida Pinto en la Guajira, a pesar de la oposición de Carlos Fernando Galán.
Esa máquina tuvo varios casos importantes, pero el fundamental es el de Aída Merlano. Una mujer bonita, voluptuosa, querida y con gran habilidad para conseguir y comprar votos. Fue amante de Julio Gerlein, de una casa enemiga y después aliada de los Char. Y la vida privada es importante porque define las alianzas. Diputada y Congresista con el apoyo de las dos casas, terminó por enamorarse de Alex Char.
En un juicio récord, pero justo, fue encarcelada por compra de votos, constreñimiento electoral y porte ilegal de armas. Los Char y Gerlein la ayudaron a volar, en unas imágenes que todo el país conoce. El juicio a los Char, que tienen hoy Gobernador del Atlántico y Alcalde de Barranquilla, sigue abierto.
La costa nostra es un librazo. Una muy buena investigación, bien documentada y super bien escrita. Es una historia amena sobre la familia más poderosa de la costa. El tratamiento de la trama es lineal y respetuoso. No se hacen juicios apresurados y mucho menos temerarios sobre la condición de los Char.
Planeta no quiso publicar el libro. No se sabe por qué, pero es fácil intuir los motivos y presiones que recibieron. Al final, fruto de la inmensa solidaridad periodística se publicó. Para bien de los colombianos, barranquilleros y, especialmente, de la libertad de expresión.
Dos cosas me llamaron la atención del libro:
- Los Char entran de la mano del M-19 a la política en Barranquilla. Los Concejal del EME terminaron absorbidos por la espiral de corrupción del alcalde Cura Hoyos.
- Para Laura, entendí, Bogotá utiliza a los políticos de las regiones o “provincias” como ellos lo llaman. Piden sus votos, necesitan de su aceite en los territorios, pero si ocurre algo malo, que ellos sabían que ocurriría, dan la espalda.