Neoliberalismo Ladrón II

1. Hace 130 años, los mártires de Chicago murieron para darle a los trabajadores ocho horas de labor en las fábricas. Antes de su muerte, los hombres e incluso las mujeres embarazadas y los niños, trabajaban en condiciones insalubres y hasta 12 horas por un salario de hambre. En Colombia, en el 2002, el gobierno de Álvaro Uribe propuso la ley 789 que acababa con el recargo nocturno, retrasando la noche, quién lo creyera, hasta las 10 p.m. En este país son las 6, las 7, las 8 y 9 de la tarde. “Ocho hombres fueron condenados por creer en un bienestar futuro, por no perder la fe en el triunfo final de la libertad y de la justicia”, gritó August Spies antes de ser ahorcado. El neoliberalismo se robó el tiempo.

2. En el 90, Cesar Gaviria auguraba: bienvenidos al futuro. Impulsó la Ley 50 que acabó con la retroactividad en las cesantías, eliminó la estabilidad jurídica para empleados con 10 o 15 años de servicio, permitiendo despidos masivos y reglamentó las empresas temporales de Empleo, engendro que promueve, entre otras cosas, que el trabajador pague su seguridad social, se le descuente la cuota de intermediación e impida su sindicalización. El modelo es tan dañino que los sindicatos, algunos, sirven como intermediadores laborales. No entendieron las palabras de Lois Lingg antes de morir: “Soy enemigo del orden actual y repito, también, que lo combatiré con todas mis fuerzas”. El neoliberalismo se robó la estabilidad del trabajador.

3. En 1993, Uribe senador y Gaviria presidente, crean la ley 100, la cual cuenta, para su orgullo y nuestra tragedia, con muertos en sus espaldas. Nacen las EPS y los fondos privados de pensiones, que destruyeron el seguro social, ISS. La ley 797 de 2003, aumenta la edad de jubilación, las semanas de 1000 a 1300 e impide el cambio de régimen para favorecer los privados. Hoy, según cifras de Fasecolda, uno de cada cuatro personas en edad laborable cotiza y solo el 20% de los adultos mayores se pensionó.

Con un desempleo promedio de 11,8% desde 1990 y una informalidad superior al 50%, Sergio Clavijo, presidente de ANIF, Asociación Nacional de Instituciones Financieras, propone liquidar Colpensiones, aumentar la edad de jubilación en hombres y mujeres a 65 años y una liquidación final por debajo del salario mínimo. Los fondos privados manejan 180 billones de ahorros. La avaricia rompe el saco. “¡El último doblón nos arrebata/ y a como perros luego el rey nos mata!/ ¡Adelante, adelante el tejedor” declamaba George Engel en su celda antes de ser ahorcado. El neoliberalismo se robó el futuro.      

4. Los precios del petróleo caen, el establecimiento se desespera. No promovieron una política industrial y dependen, como las repúblicas bananeras, de los commodities. Más de 32 billones de pesos se esfumaron con el desplome del oro negro. Santos que prometió en campaña no subir los impuestos, pensó la reforma tributaria más agresiva de la historia: IVA al 20%, 5% de aumento al precio de los libros, canasta familiar con carga impositiva y declaran renta las personas con ingresos hasta de millón y medio de pesos. Sin embargo, según los Panamá Papers, empresas y personas colombianas tienen entre 93 y 200 billones de pesos escondidos en el paraíso fiscal para no pagar impuestos. “Yo no combato el sistema capitalista individualmente, combato el sistema que da el privilegio” fueron las últimas palabras de Engel antes de morir. El neoliberalismo se robó el salario y la tributación.     

5. Manuel Castells, sociólogo de la era informacional, plantea tres elementos que produjeron la revolución tecnológica en Silicon Valley, Estados Unidos: conocimiento de alto nivel, generoso financiamiento y un mercado fijo, el Departamento de Defensa norteamericano. La revolución tuvo su auge en 1990 con un préstamo de 3 mil millones de dólares a unos empresarios que lograron trzar el mapa del genoma humano. El préstamo es mucho menos de lo robado en Reficar, entre Estado y empresas privadas. El presupuesto de Colciencias es menor a 100 millones de dólares, 70% destinado a becas de doctorado. Un presupuesto parecido, o menor, al de países africanos. Gobernados así, es imposible. “Yo creo que llegará un tiempo en que sobre las ruinas de la corrupción se levantará la esplendorosa mañana del mundo emancipado” sentención Samuel Fielden antes de morir tranquilo y feliz. El neoliberalismo no nos roba la esperanza. 

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