Es la Viena de 1893. Los cambios tecnológicos como el carro, las bicicletas y las cámaras fotográficas llegan y las personas, como en todos los cambios, no parecen acostumbrarse. A la ciudad, también llega Leopoldo von Herzfeldt, un policía joven, con nuevos métodos de investigación, pero inexperto y arrogante.
Se encuentra en medio de tres delitos que parecen tener conexión: la atroz muerte en un parque de varias sirvientas, el entierro en vida del hijo bastardo de la familia Strauss y los misteriosos vals negros. Con la ayuda de su novia, Julia, del sepulturero Rothmayer y de un superior de la Policía logra descubrir quién cometió cada delito; no tenían conexión.
Las muertes las cometía un Policía loco, obsesionado con vampiros y misógino; el hijo bastardo fingió su muerte para huir de las deudas, pero la trampa salió mal y los vals eran ricos que abusaban de niñas pobres.
Es un libro de lectura rápida, muy ágil. No lanza datos sobre la época, pero cumple con el papel de ubicar al lector en el año en que ocurren los hechos. Supongo que el detective dará para más entregas. Una buena novela negra: combina el crimen, la investigación, el amor y el esoterismo. Una mezcla que difícilmente sale mal.
Cosas que aprendí:
- En Edimburgo, 2 delincuentes asesinaron personas para venderlas a la facultad de Medicina legal.
- La aparición de manchas lívidas en la piel daban la certeza de la defunción, por eso se exigía que los cadáveres pasaran 48 horas en una cámara mortuoria.
- Bertha Benz fue la primera mujer en montar en bicicleta. Condujo más de 80 kilómetros sin que su marido se enterará.
- En Serbia empezaron a cortar y quemar a los cadáveres para que no se volvieran vampiros. La archiduquesa María Teresa envió a su médico personal, Gerhard van Swieten a investigar. él concluyó que no existían. Fue un decreto de 1755.
- La tuberculosis dio origen a la leyenda de los vampiros: los personas morían al perder toda la sangre.
- En la antigüedad, a las mujeres “malas” les colocaban una piedra sobre el pecho, las decapitaban y les clavaban una estaca para que no volvieran a aparecer.
- El Código penal de la época en Viena, no contemplaba el delito de estupro (relaciones sexuales con menores por medio de engaños) después de los 14 años.