Libro de cuentos del gran escritor norteamericano Jack London. Como en todas sus obras, la vida es cruel y hay que intentar, así no se logre, sobrevivir. Relatos del campo, de la relación perro y amo. Entre los cuentos destacables, de tan maravillosa obra, están:
- Los favoritos de midas: un grupo de revolucionarios, anti capitalistas, envían cartas al dueño de una gran empresa pidiéndole dinero, de lo contrario asesinarían a una persona allegada hasta que cumpliera. El industrial no cede a chantajes y termina, previsiblemente, asesinado. El cuento se desarrolla a través de cartas; aspecto interesante pues no existe un narrador en su versión típica.
- Cara de luna: un hombre odia a su vecino por su alegría y por su nombre. Hace todo tipo de maromas: le quema la casa, se la embarga, le daña el césped y su vecino no cede, continúa riendo. Lo odia al extremo. Con cálculo, le regala un perro entrenado en recoger y traer un palo. Su vecino cae en la trampa. Pesca con dinamita y cuando lanza la dinamita, el perro va tras ella y se la devuelve, haciéndolo volar en mil pedazos. Ya dormirá tranquilo y sus sueños, los del villano, serán placenteros. Cuento increíble, entretenido y perfectamente desarrollado.
- Kallo el leproso: en su quimera de hacer una revolución para restituir la tierra que perdieron, un leproso organiza a sus compañeros y empieza la batalla. Tras la ofensiva del enemigo, sus camaradas ceden y se entregan, delatan la posición del líder, que muere defendiendo la idea. Cuento valiente, de un hombre que, al final de su lucha, no pierde las esperanzas de vencer, pero, como en los cuentos de London, siempre termina haciéndolo.
- Un bistec: este cuento merece especial atención por su calidad literaria. Un boxeador, viejo y sin comida, tiene frente a sí, su última pelea. Su contendor, un joven de cuerpo y espíritu, le opone resistencia suprema. Al final, y después de muchas posibilidades de victoria, el viejo boxeador cae. La juventud se impuso, como lo haría años atrás Tom King. Del cuadrilátero sale llorando, recodando a su otrora oponente, de quién fue verdugo. Para ganar, a Tom King, solo le faltó un bistec, un poco de aliento.
Un bistec es un cuento redondo, perfecto. Desde la salida de su casa hasta la lucha y el final, el relato es detallado, de palabras precisas y descripciones excelentes. Las escenas suben y bajas como en una canción de grunge. Muy entretenido y doloroso.
Nota: en los libros Jack London no existen las mujeres, salvo una distante mención. ¿Machismo? London era socialista y progresista. Pero es el inicio del siglo XX en el siempre conservador Estados Unidos.