1. En el siglo XV, las costas de Guinea, país africano, eran conocidas por los europeos invasores, como las costas del oro, esclavos y marfil. Primero fueron los holandeses, después los portugueses y por último los ingleses. Hasta ahí, nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, una comunidad resistió el colonialismo.
Su desarrollo y poderío plantó los pies a los blancos europeos durante 100 años en cuatro guerras distintas. En 1902, el cerco británico rompió la resistencia y se convirtieron en un protectorado inglés. Guinea perdió sus costas y se anexaron a Ghana. La comunidad Ashanti, otrora imperio, se hizo rica por el comercio del oro. Hoy, donde se libraron las cuatro guerras Anglo – Ashanti, la multinacional surafricana Anglo Gold Ashanti extrae el valioso mineral. Los despojaron del oro y se apropiaron del nombre. Los límites del lenguaje son los límites de mi mundo, afirmaba Wittgenstein. Si una comunidad pierde sus recursos y su nombre está asociado a una multinacional, no le queda nada. Se robaron la historia.
2. Cris Hadfield es un astronauta – cantante canadiense. Desde la estación internacional grabó su despedida: un cover de la canción Space Odissy del camaleón rockero David Bowie. El Gobierno canadiense recortó el presupuesto de sus astronautas y Hadfield no volverá al espacio.
Se pierde investigación y desarrollo de nuevas tecnologías por salvar banqueros analfabetas. Es un crimen, máxime cuando Hadfield compartía sus viajes, libremente, por redes sociales. Dice la canción: Control terrestre a mayor Tom, sus circuitos están muertos, algo está mal. Se robaron la ciencia.
3. A finales del 1993, 20 días antes de la entrada en Vigencia del Nafta, tratado de libre comercio de América del Norte, México está en crisis. La liberación económica produjo el ingreso masivo de capital golondrina, que, ante un conato de desestabilización, se fugó del país, dejando un enorme hueco fiscal. El entonces ministro de Hacienda mexicano, Guillermo Ortíz, acudió al presidente del Banco del Tesoro norteamericano, Alan Greenspan, un adicto al neoliberalismo.
La cita es del periodista Bob Woodward en su biografía sobre Greenspan: Para colmo, Ortiz fue a Washington y declaró a Greenspan y a los funcionarios del Tesoro que, como ministro de Economía, no tenía ni idea de lo que iba a hacer, como si quisiera decir en realidad: el problema no es mío, es vuestro. Clinton ayudó, no podían dejar derrumbar el ejemplo del libre mercado, pero la tasa de interés del préstamo sometió a México. Se robaron la soberanía.
4. Colombia es admitida entre los países ricos del mundo, la OCDE y pide membrecía en la OTAN. Con la primera organización piensan el modelo y con la segunda lo defienden. Los antecedentes no ayudan: las buenas prácticas de la OCDE quebraron Estados Unidos y Europa al desregularizar el mercado financiero y la OTAN, instrumento de Obama y los gringos para controlar militarmente el mundo, se jacta de invadir, unilateralmente, Afganistán, Iraq, bombardear Somalia, entre muchos otros.
El tahúr Santos muestra su mano. Supedita las políticas del país a las imposiciones de organismos multilaterales, seguidoras del dogma neoliberal, de las ventajas comparativas y del libre comercio. Se robaron la economía.
5. Wikdi es un niño indígena del resguardo de Arquía en el Chocó. Todos los días camina cinco horas para llegar al colegio por una de las carreteras más peligrosas de Colombia, fortín de paramilitares y guerrilla. Lo hace tranquilo. La única vez que sintió peligro fue cuando una serpiente, venenosa, se cruzó en su camino.
Wikdi, cuenta Alberto Salcedo Ramos, quiere ser profesor para ayudar a su comunidad. ¿Quién le explica que en Colombia la educación es un negocio y eso de “ayudar” está vetado por el neoliberalismo? Sin embargo, Wikdi, se levanta a las 2 de la mañana y sin desayunar empieza el recorrido. Es el mejor de su clase. Nadie detiene el espíritu de lucha. Dice Hadfield: en el espacio lloras, pero las lágrimas no caen. Nos pueden golpear pero jamás arrodillar. No nos roban la esperanza.